martes, 27 de septiembre de 2011

La magnifica creencia de la certeza. ¡Salud!

Báilame el agua
Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.

Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.

Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.

Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.

Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.

Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.

Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.

Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

Evidentemente.

Por una maternidad voluntaria, un estado laico, equidad de género, congruencia en el Estado de Derecho y respeto irrestricto a la libertad individual.




lunes, 26 de septiembre de 2011

Todos lentran.


¿Se ven? sí , sí, no importa si son el bicho masculino que ve o la bicha femenina que para las nalgas (en realidad podemos jugar a ser uno en cada ocasión, esto no se trata de discutir asuntos de género, es apenas una metáfora visual) ahí estamos, jugandole a ver, a vernos, a leernos, a reconocernos... y nos sabe bien además, con su respectiva dosis de  lujuria virtual.
¡¡Pues sea entonces!! Afilo la lengua para escribir, ensalívense los oidos para leer y entremos al lugar ese donde todo puede pasar y al final nada pasa: la utopía del simbolismo lector.
... Estoy dándole licuefacción a este espacio; espero usarlo más seguido y sin duda intentar una bitácora de vuelo fútil donde la gravedad es lo de menos, la buena ortografía se acepta pero no se exige y las ideas vuelan y saltan y se caen y se levantan y bailan como si de matatena se tratase.
¿Aca andamos entonces?
Espero que si.

Continuará...